jueves, 25 de noviembre de 2010

Columna sobre conflicto estudiantil

Hoy tengo un parcial. No es que no me haya preparado, pero en verdad tampoco voy tan preparado. Si fuera una carta de truco tengo 2 anchos falsos y un 2. A lo sumo, un tres, con viento a favor. De todos modos (y aquí me voy a excusar), más allá de mi rendimiento academico, este semestre mi facultad ha sido un campo de batalla ideológico (como es de costumbre) plegandose a un movimiento estudiantil de toma de escuelas y algunas facultades, como Filosofía y Letras de la UBA a la cual asisto.

No estoy de acuerdo con la postura de Macri, quien dijo en La Nación "Hay gente que convenció a estos chicos, que además se están salvando de una obligación que es el derecho a educarse". Si bien nadie duda que los intereses políticos existen, no por eso son invalidos. Es decir, la protesta es legítima como espacio de expresión publica y me parece una falta de criterio tratar a los estudiantes como marionetas. Me parece muy importante, al contrario de lo que opina nuestro jefe de gobierno, que el pueblo se exprese, a sabiendas que seguramente, algunos de ellos en efecto tienen contácto con organizaciones políticas más amplias.



¿Que reclamaban los estudiantes? Nada más y nada menos que condiciones dignas. Una docente me comentó durante el conflicto que en los colegios estatales, más allá de los techos que se caen, la falta de espacio y las mínimas condiciones higienicas, no había tizas. Tizas!

¿Que pasó con aquellos ideales de educación libre, gratuita, laica y obligatoria? ¿Sarmiento estará revolcandose en su tumba?

Un conflicto social sucedido en Francia generó la movilización de amplios espectros de la sociedad.



A lo que voy con esto es sencillamente la cohesión social que existe en otros paises. En el caso de nuestro país, ¿que hubiera pasado si este movimiento estudiantil hubiera sido acompañado por otros grupos? La historia hubiera sido otra...

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