Generamos juntos un campo de energía, un instante de conexión neumático.
Extendemos los brazos y rodeamos el cuerpo, nos apoyamos en el otro. Y viceversa.
Recibimos el calor, entendemos. Y si dura más, mejor.
Entre un hombre y una mujer el roce de las formas se mezclan con timidez.
Entre amigos es amistad potenciada.
Entre hermanos es comunicación, apoyo incodicional.
Y el campo de fuerza protege del mundo exterior. Es un instante de paz.
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